ria mexico2En los últimos años, todos los días en diferentes partes de México, los medios de comunicación dan cuenta de conflictos y problemáticas que han provocado en el estado de ánimo de los mexicanos sentimientos encontrados, ante una aparente apatía, pareciera que sólo en acontecimientos catastróficos, la unidad por lo menos comunal o regional se hace presente. En Las últimas dos décadas, asociaciones sociales, clubes, colectivos, etc., han desarrollado labores loables por preservar las tradiciones, reactivar valores sociales, reeducar en la vida cívica, incluso en la recreación y el entretenimiento, de una u otra forma, están animando en el sentido etimológico de la palabra ánima, pero justo aquí, la noción de la animación sociocultural como un conjunto de prácticas sociales encaminadas al desarrollo de una comunidad o grupos de personas desde sus propios contextos e integrantes, por lo menos como la define la UNESCO, es prácticamente nueva,

hasta ahora la ASC sólo se ha implementado desde proyectos y propuestas de intervención en el campo educativo, es decir, las agrupaciones de ciudadanos interesados por la educación, el arte o la cultura, no cuentan con diseños ni recursos teóricos-metodológicos, responden a esfuerzos loables que muchas veces terminan siendo efímeros. Ante las problemáticas cotidianas, ante el enfado que pareciera ser natural del mexicano hacia sus gobernantes e instituciones, así como la indiferencia momentánea hacia sus vecinos, conciudadanos, etc., la ASC puede ser bien una posibilidad desde el terreno socioeducativo, para intervenir en y con los demás en temas como: la delincuencia, la multiculturalidad, la plurietnicidad, la apatía, el enfado, la corrupción, la pobreza, etc.
Encaminarnos hacia la creación de un Nodo que sea parte de la Red Iberoamericana de Animación Sociocultural, nos ayudará a cimentar las bases de una nueva tradición desde un grupo de ciudadanos y profesionistas de un remoto lugar de la provincia mexicana y a la vez cercana a la gran capital del país. La nueva tradición a la que apelo, es a una tradición distinta al ejercicio del campo de la intervención educativa que se ha venido haciendo, pues no hay políticas públicas encaminadas a la ocupación del tiempo libre, a la educación no formal, la recreación y convivencia. Sin duda, el contacto con experiencias de otros Nodos de Iberoamérica que llevan años con sus propias particularidades, serán de gran ayuda para pujar en nuevas prácticas sociopolíticas en bien de nuestro país.

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